01 febrero 2022

Johannes Itten, our morning star

 

Itten era seguidor de la mazdaznan, una secta estadounidense derivada del zoroastrismo. Seguía una dieta vegetariana muy estricta y practicaba meditación como medio para alcanzar su equilibrio interior, que según él era la principal fuente de inspiración artística. El misticismo y la personalidad de Itten influyeron profundamente en algunos estudiantes, alejándolos de otros maestros de la Bauhaus, sobre todo de Walter Gropius y László Moholy-Nagy, quienes orientaron la escuela hacia la producción masiva, lejos de la expresión artística individual. Por todo ello Itten tomó la decisión de dejar la Escuela en su primera etapa en Weimar.

En marzo de 1923, junto a un reducido grupo de alumnos, se recluyó en un centro mazmadan en Suiza, y permaneció allí hasta que fundó su propio centro mazdeista en Berlín en 1926. La Escuela Moderna de Arte, más conocida como Escuela Itten, en la que dio clases de pintura hasta 1934, fue cerrada con la subida al gobierno alemán del partido nacionalsocialista. Por su experiencia en el sector textil, fruto de su paso por la Bauhaus, fue nombrado director de la Escuela Textil en Krefeld.

Tras un período de inactividad durante la Segunda Guerra Mundial, Itten dirigió desde 1952 hasta 1953 el Museo y Escuela de Artes y Oficios de Zúrich. También se encargó de la organización y dirección del Museo Rietberg de Arte de la misma ciudad (1950-1956). Hasta su fallecimiento en Zúrich en 1967, Itten se dedicó a escribir sus teorías sobre arte y pedagogía.

La obra de Itten se caracteriza por su riqueza cromática y por su gusto por la abstracción, aunque aborde temas de carácter figurativo como paisajes o figuras. Sus obras, de colorido brillante y fuerte contraste, son fruto de sus investigaciones sobre los distintos valores psicológicos que él asociaba a cada color. En obras como Ascensión y Pausa (1919, Museo de Arte de Zúrich) consigue confundir un conjunto formal geométrico con un colorido vibrante que acrecienta la sensación de dinamismo que emana la obra. En otras, como Cuadro de niños (1921-1922, Museo de Arte de Zúrich), Itten procede a geometrizar las figuras para presentar un retablo en el que se hace una visión vanguardista de un tema recurrente en la historia del arte.

Itten estudió detenidamente las obras de los viejos maestros alemanes y flamencos, y elaboró numerosos estudios geométricos sobre la composición de los mismos que luego tradujo en versiones simplificadas en las que buscaba la sensación de ritmo que estas obras generaban en el espectador. Un ejemplo de ello es su estudio de la Adoración del Maestro Franke, obra del gótico alemán que, como en sus famosos estudios de Cardos, el creador suizo resolvió de forma sencilla y profundamente dinámica.